Desde que fue ventilado en la transmisión número 3 del “bloque revelación” de las mañaneras, el periodista Julio Hernández Astillero no tardó en hacer notar la falta de credenciales de la portavoz de esta sección contra las noticias falsas. Al periodista le enervó más allá del colón que la hasta entonces desconocida señora García Vilchis lo tachó tres veces de mentiroso y que la etiqueta se haya hecho viral. Astillero el pinocho de la semana Informa, por ejemplo.
Es interesante detenernos en las supuestas credenciales del periodismo. Astillero cree que se obtienen por medio de los años que provee la experiencia. Refiere de igual modo a una trayectoria respetable, igualmente calibrada por los años. Esta postura es entendible, pero aplicable a cualquier campo de acción: la repostería, la mecánica y el análisis político. En esta postura, si se observa de cerca, el terreno de los títulos universitarios vale pura teoría, están desvalorizados. Tanto más que los planes universitarios del periodismo, conocidos también de la comunicación, se invierten más en producir comerciales o publicidad, que en la estructura de la noticia sobre terreno o en la estructura de las conversaciones periodísticas.
Astillero, en su réplica en redes, la nombró a la señora García Vilchis el Santo Oficio y no sé qué. Bilis derramada en twitter. Que sólo se enfriará, me temo, en la acción legal que ha amenazado por activar. Es difícil pedirle a una mujer joven que ostente 20 o 30 años en el oficio. Ridículo. Es como cuando a los llamados ninis se les negaba todo. No tener trabajo por su falta de experiencia y no tener experiencia por la falta de trabajo.
O como cuando el ex enfant terrible de Televisa, Gibrán Ramírez se exaltó contra Denise Dresser por haberle restregado en un debate la categoría de morro, “juveneando” dijo él. Y por lo tanto, en la lógica de Dresser, ser incapaz de reconstruir los años 70 o los 80. Cuando el morro, digo, Gibrán Ramírez, no había nacido.
En su respuesta presencial del miércoles 28, Astillero respondió duro como de costumbre, pero sus constantes interrupciones al mandatario lo convirtieron por momentos en Irving chillón Pineda, el oscuro reportero de Tv Azteca. En las críticas más severas a García Vilchis, como las de Astillero, han desestimado el aporte periodístico de su sonrisa.
Para quienes han desdeñado a la mañanera en su conjunto, ahora los críticos tuvieron en sus narices un debate por fin civilizado entre posturas enfrentadas. Y, además, con todos los reflectores concentrados en conocer el desenlace de los intereses inmobiliarios que amenazan la Sierra de San Miguelito, en San Luis Potosí.
La réplica garantizada a Astillero, por lo demás, opacó ese 28 de julio la mega ventilación de los contratos por el software israelí Pegasus por parte de Calderón y Peña Nieto.
¿Seguirá siendo Gertz florero tan omiso, tan incompetente, frente a las innumerables evidencias?