El pasado lunes 29 de marzo, el diario El Universal publicó un artículo que llevaba por título “El INE debe morir y desaparecer”. No lo firmó el compañero diputado Fernández Noroña. Lo firmó Salinas Pliego, el conocido dueño de Tv Azteca. Es curiosa la repentina perspectiva jacobina del millonario, pero en el fondo no puede ocultar sus verdaderas intenciones. En el marco de la grieta severa del organismo electoral, puede apreciarse entrelíneas el deseo futuro de invertir mucho más dinero privado en campañas y candidaturas de lo que prohíbe la ley, y después cobrar el favor y reforzar más aún su posición de factor real de poder. Sin embargo, atina Salinas Pliego en señalar un creciente sentimiento colectivo: el INE actual, además de haberse constituido en un obeso y oneroso organismo de dudosa credibilidad, ha puesto ya en peligro al proceso electoral de este año.
En este sentido, ¿debemos apoyar la iniciativa, esta sí de Fernández Noroña, o de nuestro querido amigo y colaborador Miguel Ángel Mata Salazar, de formular un juicio político a Lorenzo Córdoba y Ciro Fukuyama, digo, Murayama? Bien lo vale por varios motivos, pero baste señalar uno solo. Lo amerita Lorenzo Córdova por haber cometido parricidio intelectual y a Murayama por haberse creído el inventor de la democracia. Ambos, que son de quinta y acólitos de Enrique Krauze, merecen fundar su partido y someterse al voto ciudadano. Comparto la impresión que no pueden seguir ocupando el lugar privilegiado que ocupan, cobrar 250 mil pesos mensuales, lo cual viola la constitución, y darse baños de pureza o creerse los supremos cancerberos de procedimientos exprés. Es obsceno e insultante.
No fue decisivo, tampoco despertó el sumo interés, el desplegado de poco más de 2 mil firmas de artistas, intelectuales y políticos para defender la supuesta autonomía del INE, y la preocupación de supuestos ataques provenientes desde Palacio Nacional que ha recibido el organismo. Son personalidades, todas ellas, que monopolizaron la narrativa de la eficacia del INE y la supuesta democracia electoral que reinó en los gobiernos del PRI y del PAN. Carlos Ugalde, José Woldenberg, los autores de las revistas Nexos o Letras Libres y la fauna de este tipo. Son quienes desestimaron en su momento los fraudes electorales del pasado. Quienes dejaron pasar violaciones graves a las leyes electorales en contiendas previas. Quienes ahora no reciben las estratosféricas cantidades de dinero público para financiar o cofinanciar el falso espectáculo de la libertad de opinión cuando eran solamente ellos los que podían hablar de política o democracia en prensa, radio o televisión.
Uno de los afectados por el INE, mega conocido por las acusaciones de acoso y abuso sexual, es el ahora candidato en suspenso Félix Salgado Macedonio. Al margen de estos señalamientos, que exigen un resolutivo judicial justo, expedito y convincente, las huestes de Salgado Macedonio mostraron ya su músculo político/social en las calles de Guerrero. Seremos testigos de cómo un sector molesto y violentado se movilizará para revertir una decisión ahora en manos del Tribunal Electoral.
Este cuento lo hemos visto ya en más de una ocasión, y casi siempre el Tribunal se queda chiquito frente a la complejidad de la realidad política de nuestro país. ¿Es lo que buscaba el INE? ¿Desea dinamitar Guerrero?, como muchos otros lugares donde habrá elecciones, ¿o el INE busca contrariar la fuerza real de un probable Félix Salgado Macedonio fuera de sí? Frente a la adversidad orquestada por el INE, ¿podrá controlarse el toro como en su momento lograron contenerse López Obrador en 2006 o Cuauhtémoc Cárdenas en 1988? Recordemos que la historia política de Guerrero tiene mucha tela de dónde cortar y que Guerrero, además, no se anda con bufonadas y se ha decantado por las armas. De ese nivel lo ha puesto el INE.
En este contexto de altas temperaturas e incertidumbre, MORENA se suma como nadie a la distorsión del ambiente electoral. Cúpula y militancia no encuentran puntos de contacto, no son pocas las candidaturas que violentan a la militancia y está ausente el respaldo mayoritario a las decisiones electorales que ha tomado MORENA.
El itamita Mario Delgado está dinamitando todo rasgo serio de una plataforma política de izquierda futura al insistir en rescatar e impulsar a figuras políticas provenientes del antiguo régimen, así como dar luz verde a familiares de funcionarios de la 4T en funciones para ocupar curules plurinominales. Y la secretaria general, la ex joven promesa Citlalli Hernández, no ha podido en poco tiempo neutralizar a Delgado y mucho menos tender los puentes necesarios para que el partido encuentre verdadero anclaje militante o ciudadano o ambos.
Lo que está en juego en las elecciones intermedias es de suma importancia, tan fundamental como el cambio de rumbo del 2018. ¿Sigue o no sigue la 4T? Esa es la cuestión.