A principios del mes de agosto el titular de la Secretaría de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán —personaje reclutado de las fuerzas oscuras del antiguo régimen, vinculado, además, a una empresa privada de televisión—, anunció una alianza explícita del gobierno con la televisión. Una televisión, dijo, aliada ahora con la educación. Dada la imposibilidad del regreso presencial a los salones de clase, tendrán cita con los canales abiertos de televisión más de 30 millones de estudiantes, de enseñanza básica hasta la media superior, en el próximo ciclo escolar, fechado para el 24 de agosto.

¿Qué debe deducirse de esta alianza? (1) A la banca Internet y sus plataformas digitales, las videoconferencias, los vídeos y la comunicación instantánea. (2) ¿Que aún es vigente la brecha tecnológica?, pero esa tesis fue enunciada hará 20 años. (3) Además, si hay jovencitos en casa, niños mayores incluso, hay un olfato instintivo o natural por la conexión a Internet. (4) ¿Que los tentáculos de la televisión abierta son los únicos capaces de conectar con los confines últimos del país? Argumento masivo, pero insuficiente. (5) ¿Que durante los cinco meses en los que la galaxia Internet y sus aplicaciones —los mecanismos emergentes y más obvios desde que el nuevo virus entró en nuestras vidas— han resultado insuficientes, selectivos, desiguales, insatisfactorios, demasiado avanzados?, ¿o qué?, para haber optado por una tecnología de salida, negra y criminal, en decadencia en más de un sentido. (6) ¿Cuál ha sido la postura de los gremios de profesores? No les causará gracia alguna que Moctezuma Barragán habló ya de exponer los contenidos educativos mediante la ayuda (o sea, la ¿contratación?) de conductores profesionales de televisión. (7) ¿Y qué han expresado los estudiantes? ¿No tienen voz? ¿No hay expectativas de ninguna especie? ¿Y el sentir de los padres de familia?

Una televisión aliada con la educación, dijo el nuevo planificador de la televisión educativa, Moctezuma Barragán. La expresión es inexacta, dicho sea de paso. Los públicos de televisión, el Canal 11 y el 22, han sido desde su creación ventanas abiertas de contenido múltiple: exposiciones visuales, cine europeo, entrevistas, documentales, conciertos, cine de autor, festivales. En los canales públicos de televisión se ha encontrado invariablemente una oferta propositiva, inteligente, artística, contenido especialmente dirigido a jóvenes y a adultos, quizá su único pecado. Si algo o alguien debe salvarse cuando muera la televisión, son el Canal 22 y el Canal 11. Pasa que su financiamiento es tal…, y una relación con la cultura exigente en pantalla que no es espontánea ni natural, que debe fomentarse, protegerse y esculpirse, y que no logra romper el cerco que le ha tendido el espectro de Televisa y Tv Azteca.

Estricta educación sentimental en la televisión, sí, pero una muy particular, la que han ofrecido desde siempre estas dos televisoras. Telenovelas en toda la bendita tarde, tarde-noche, donde la mujer chalán de provincias de la ama de llaves, clásico, conquista al señor empresario de la casa; la fiebre del fútbol y las otras fiebres por los deportes masivos los fines de semana; las joyitas de la corona: los noticieros donde según sus personeros aseguran que encontraremos fresca la noticia y el análisis, noticieros que se transmiten mañana, tarde, noche. Y debe añadírsele el bombardeo de la propaganda de las bebidas azucaradas, la comida chatarra, las recetas mágicas y la cervezota, aunque ésta, bueno, no sé, puede exonerársele. Esos mensajes intermitentes donde el consumo nos hará felices a todos.

¿No ha sido justamente el consumo no regulado o no sancionado de estos productos, los refrescos, las botanas y la chatarra, el que ha llevado a la población mexicana en general a lidiar con enfermedades que potencian la letalidad del Covid-19? ¿No son de algún modo estos comerciantes de televisión los corresponsables del según pésimo manejo de la pandemia, como sostiene la oposición? Los virus también han sido Televisa y Tv Azteca. Peces gordos del ecosistema televisivo en México, estas dos televisoras recibirán con este convenio ventiladores de oxígeno clínico para atenuar el desfase creciente en el que se hallaban apenas ayer como canales referenciales de información.

No nos llamemos a engaño. Moctezuma Barragán es la figura responsable. Tendió el puente con el presidente y los empresarios de la televisión, de los que alguna vez formó parte. Al igual que Manuel Bartlett, oscuro personaje, Moctezuma Barragán es un rostro claro y visible de cómo fuerzas del antiguo régimen han logrado infiltrar tejemanejes al interior de la 4T. Desde luego, son indicios primerísimos de todos aquellos que sostienen la tesis del PRI-MOR. Es decir, que MORENA, partido que López Obrador fundó, alzó y que lo ha hecho hegemónico, ha sido en realidad una estructura política tensionada, influenciada, permeada por jugadores que actúan a favor del status quo. Que algunos centros neurálgicos de la llamada 4T, como la Secretaría de Educación Pública, no están actuando, y que difícilmente lo harán, en pro de la transformación radical de México. Incertidumbre y desconfianza fundadas, en efecto, rondan los destinos de la educación pública en México con Esteban Moctezuma Barragán a la cabeza.