¿De dónde salió el repentino interés por descifrar, clasificar o desmembrar el tipo de espécimen político que son las clases medias de la ciudad capital?

Desde ya quiero expresarles que los miembros más destacados de las clases medias son los que nutren permanentemente esferas como la plástica, el cine, la literatura, el teatro, los departamentos universitarios, la televisión o la música. No son, como puede apreciarse, miembros de preocupaciones insignificantes y sus retos y dilemas, son potentes retos y dilemas. Este nuevo impulso a propósito de las clases medias, por lo demás, dio una bocanada de aire fresco a la narrativa dominante del pueblo, que es bueno, sabio y chambeador y que le sale todo bien.

Como supimos, la cita a las urnas del 6 de junio arrojó una realidad que nadie previó con tino: el poniente entero de la ciudad votó en contra de MORENA. Tras la elección, 9 alcaldías por lo menos, entre ellas Tlalpan, Coyoacán, Álvaro Obregón, Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo, se rehízo la geografía política otra vez.

Los memes no tardaron en llegar, volviéndose virales. Sigamos su lógica de cerca, porque hay cierto interés en todas aquellas imágenes que circularon a grandes velocidades. Al día siguiente de la elección, se difundió la idea de la edificación de un muro como el histórico muro de Berlín, conocido entre nosotros como el muro invisible de Pejín, dividiendo literalmente en dos a la ciudad. Los de la capital del Oeste, digamos, que votó por el Frankestein que encabeza el PAN.

Y los de la capital del Este, Tláhuac, Iztapalapa, Iztacalco, Venustiano Carranza y la Gustavo Madero. El Este de la capital como el territorio más popular, el territorio en muchos de sus bordes más semiurbano o más semirural, que sigue fiel al estricto radio de influencia de la Cuarta Transformación.

En su simplificación extrema, emergieron dos polos de la ciudad: la del Oeste, fresa, fifí, pequeñoburguesa, que votó a la derecha, decíamos, cuyo cuartel general se alza en la Benito Juárez. Y la del Este, el rostro del pueblo en su estado químicamente puro, al que le arrebataron sin embargo el lazo directo con el epicentro nacional, fijado en la Cuauhtémoc, en Palacio Nacional. Esta derrota redimensiona la orientación política de las clases medias.

Aunque el fuerte de la Línea 12 no atraviesa el Oeste de la capital, sino, por el contrario, Iztapalapa y Tláhuac, la tragedia del convoy y los 26 muertos catapultaron el desencuentro entre la 4T y las clases medias. Esta terrible tragedia sucedió a un mes de las elecciones intermedias, el tiempo suficiente para explotarla políticamente. Si hay un punto de quiebre en el tiempo, el viraje está fechado en la noche en la que se desplomó el vagón. Este voto de castigo, adjudicado al malestar con sabor a Freud de las clases medias, arremetió en avalancha contra Sheinbaum, MORENA y la 4T.

Una insatisfacción que resucitó a cadáveres políticos como Quadri o Margarita Zavala. ¿Ustedes creen que el Quadri o la Zavala desarrollarán alguna idea política de relevancia?

La derrota electoral de MORENA en la capital, no debe perderse de vista, es un resultado estricto del juego electoral, donde se pierde, donde se gana y, aspecto fundamental, donde el espectro del fraude o de una elección de Estado no se asomó más. Sin embargo, ¿habrá entendido todo MORENA que no puede sobrevalorar lo que la derecha puede arrebatarle?

López Obrador, después, la conceptualizó a la clase media de aspiracionista, aderezada de un individualismo en grado sumo y fácil blanco de la propaganda política de la derecha, que un día dispara con todo y el otro también. Aunque el elenco es plausible, es extraño el primer calificativo. No me convence, porque todos gozamos de legítimas aspiraciones. Son sueños que, por insignificantes o superfluos que sean, muchas veces nos impulsan a la acción, personal como colectiva.

Es insuficiente para mi gusto definir a cualquier clase social y particularmente a la clase media por medio de sus aspiraciones, ridículas o no. Si viajan este año a Europa del Este o al Caribe, si compran o rentan la casa veraniega, si endurecen la dieta vegana o si cambian los almohadones de la sala de estar.

¿Son las clases medias el gran reto político para la 4T? Todo indica que se están convirtiendo en un hueso difícil de roer. Con una crisis global de por medio, que ha significado la disminución de la suma de los ingresos mensuales y de todos sabido de los riesgos que persisten todavía con el nuevo virus, las clases medias no encuentran cobijo en la 4T. No habla su lenguaje, se declaran huérfanas y no están dispuestas por su parte a seguir respaldando los objetivos morenistas nacionales, que se han decantado siempre por los pobres.

El voto político de las clases medias no definió la orientación política nacional, pero sí lo hizo en la ciudad capital y puede volver a repetir la dosis para 2024. Una distopía vuelta realidad que la Ciudad de México caiga, toda, en las garras del PRIAN. La capital no es cualquier zona franca. Es el corazón del país; muchas veces híper conectado, en extrema actividad, con los dos hemisferios de la red neuronal del país.

Los miembros de las clases medias son usuarios de Twitter, viajan en Uber, compran en despegar.com o en Amazon, gozan de suscripciones en Netflix o Spotify. Quizá sean lectores también del Reforma o El Universal. Será un desatino imperdonable que la 4T no dirija esfuerzos en traducir sus objetivos nacionales en las coordenadas de existencia en las que se mueven los miembros de las clases medias. La pregunta es si podrá conseguirlo.