Mi memoria lo dibuja como un personaje menos conocido como cuentista, de 1.69 metros de estatura, 70 años, eterno bigote florido, fumador a muerte y empedernido bebedor de refresco de cola; seguidor de Howard Fast, conocedor del cómic y heredero de narradores de la talla de John Reed, Egon Kisch, Upton Sinclair o Larisa Reisner. Cuentista policial, periodista de coyuntura, militante de todos los días, autor de cabecera de Bill Clinton y de Fidel Castro, el escritor mexicano que vende más en el extranjero. Nada más, nada menos...
Taibo II ha tratado de ofrecer una salida intelectual a sus convicciones políticas. Con los libros de historia que ha investigado, pretende insuflar vida a las luchas del presente mediante acontecimientos y personajes pretéritos marcados y configurados por la épica. Una épica de muertos, en efecto, para vivos.