QUIZÁ SEA COMPRENSIBLE dada la endeble tradición de nuestro debate público, pero descreo de la percepción generalizada que sugiere que la crítica dirigida a la 4T, y la crítica de izquierda en particular, beneficia a los detractores e impugnadores, ejércitos del antiguo régimen, que no son pocos. En esta visión de campo es como ofrecer un bocadillo jugoso a los hambrientos del convite para mostrar más aún los dientes podridos y tentarlos todavía más para lanzar la mordida voraz. Es innegable que la oposición sin neuronas de nuestros días ha usado (y seguirá usando) los métodos más mezquinos para vulnerarla. El fake news es su carta favorita. ¿Nos sorprende? Tampoco deberíamos lamentarlo. Como rogaba el doctor Johnson, estamos obligados todos a mejorar los argumentos, en particular los que deseamos una 4T más radical.
Con el uso público de la razón, desde luego, estamos impelidos en desmontar el ataque falaz o lograr el matiz. Filtrar la razón crítica en medio del cochinero en el que se alza el berrinche, las lamentaciones baratas y las quejas superfluas. Desde luego, necesitamos lectores versados en distinguir lo valioso de la basura, lectores que sepan, además, leer entrelíneas.
Fauna en ascenso, los llamados amlovers están también obligados a lidiar con la crítica, si no con beneplácito, al menos con interés. Por supuesto, no vale la pena detenerse en la basura que reproducen las redes o los bots de Calderón. La censura es la salida fácil.
El emergente periódico digital sinlineamx, de clara filiación lopezobradorista, ha recurrido a ella. Impide que sus posibles lectores no lean sino lo que leerán feliz. Quizá sin proponérselo, se está convirtiendo en la versión rosa de la 4T. ¿A quién le sirve esta clase de intercambios?
Este comercio unilateral es artificial, descreo de esta prédica a convertidos. Por el contrario, la posibilidad de leerlo todo (aunque moleste) y la posibilidad de responder a todo (aunque cueste).
Borges creía que debía publicarse poco; era partidario de la edición de la llamada alta literatura. Piglia, heredero potente de Borges, rechazó la provocación de Borges; uno estaría imposibilitado, decía Piglia, de conocer qué es exactamente la literatura si no hay acceso a todas las publicaciones. Mutatis mutandis, uno no podría conocer la recepción política de la 4T, sus múltiples lecturas, si no se publica todo.
Y aunque imposible, el intento de leerlo todo.