¿Quién iba a prever que una joven lectora, fiel, de la novela policiaca de Paco Ignacio Taibo II iba a convertirse en la mujer más joven en ocupar la secretaría general nacional de MORENA en el reciente proceso de selección interna?
Con base en llamadas telefónicas, sin embargo, dicho proceso no escondió los desfalcos. Los resultados no convencieron ni a los observadores o militantes, ni a más de un candidato, quedándose en el camino con la cara de what: pregúntele, si no, a Gibrán Ramírez o al octogenario Porfirio Muñoz Ledo. Y aunque la autoridad electoral obligó a MORENA a tomar esta suerte de salida de emergencia, lo cierto también es que los estatus del partido no abonan en absoluto en las contiendas cerradas: la selección de candidatos o se define por consenso (algo imposible para MORENA) o por encuesta, que suelen ser frías, abstractas, técnica pura.
Esta crisis de MORENA respondió, consenso aquí, consenso allá, a la ausencia de López Obrador en la vida interna del partido. Pero esta presumible intromisión, para el gusto de Enrique Krauze, hubiera sido un gesto de una “presidencia imperial”. Dicha intromisión hubiera resuelto la crisis de dos años, es probable, pero hubiese roto también la aspiración, la esperanza o el reto, de un partido que pueda sobrevivir al término del mandado de López Obrador, fechado para noviembre de 2024.
El triunfo de esta figura joven, mujer, que irrumpe, Citlalli Hernández Mora, debe leerse primeramente, quiero proponerles, como una apuesta futura de la 4T sin López Obrador en el escenario político nacional. Si todo continúa como hasta ahora o se potencia con eficacia, resultados y sin corrupción, entre otras escasas linduras frente a los próximos retos del 2021, veremos este nombre, Hernández Mora, en contiendas futuras de gran calado. Estas son algunas de mis razones.
De raíces oaxaqueñas por parte de padre, Hernández Mora tiene 30 años cumplidos en 2020, pero su actividad política militante data por lo menos de 10 años atrás, cuando actuó, de vez en vez, en la Brigada para leer en libertad, una organización que irrumpió con mucha fuerza, de gran éxito ahora, en los circuitos locales de la ciudad para promocionar los libros, los debates públicos y las lecturas; una organización justamente comandada por el matrimonio Taibo II y sus amigos. En torno a la Brigada para leer en libertad, entonces, Hernández Mora ha estado ligada a las batallas por el espacio público en la ciudad.
Una actividad, la de Hernández Mora, que data también de cuando explotó aquello del YoSoy132. Movimiento político estudiantil nacional, potente pero fugaz, que señaló con creatividad y exactitud los daños del sesgo informativo, bonita tradición en México, que venían efectuando los medios tradicionales, prensa, radio, televisión, particularmente la televisión en los tiempos electorales. Uno de los últimos saldos de los intereses políticos de la televisión fue la elección de Peña Nieto y así nos fue. El YoSoy132, por lo demás, despertó en México la conciencia política digital, una actitud nueva, digamos, generacional. Como estudiante de comunicación, sin conseguir aún la deseada titulación universitaria, Hernández Mora formó parte del sector de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales que nutría al YoSoy132 por parte de la Universidad Nacional.
Después, como campo de batalla y centro de operaciones en la zona oriente de la ciudad, Hernández Mora fue rostro visible en la lucha por la despenalización del aborto, batalla que sigue enarbolando, y actuó como secretaria de cultura en la alcaldía Iztacalco. Proveniente del proceso interno de MORENA en 2015, resultó la diputada electa más joven en la asamblea legislativa de la Ciudad de México. Y en 2018, el gran salto, se postuló como senadora por la ciudad y su triunfo formó parte de esa avasallante victoria electoral de la coalición de partidos que encabezó MORENA bajo el timón de López, el cabecita de algodón.
El móvil es aún desconocido y las suposiciones se bifurcan. En mayo de 2019, Citlalli Hernández fue objeto de un ataque con libro bomba en sus oficinas en el Senado de la República. Lesiones leves, nada serio, fue la factura en el rostro. Hasta donde he podido rastrearlo, no hay registro de ataques anteriores en recinto legislativo, lo que redimensiona la hipótesis del móvil desde adentro: hombres políticos, mujeres del antiguo régimen, que odian a este tipo de mujeres. Parece un título de las novelas policiales de Stieg Larsson.
Hernández Mora concentra un fenómeno político de relevancia. El puente necesario entre el activismo o la militancia —nutrida por vecinos solidarios o colonos aguerridos, simpatizantes, líderes locales, estudiantes comprometidos—, a los espacios de toma de decisiones. Este tránsito es un proceso crucial, forma parte de los cambios profundos. Con un perfil como el Citlalli Hernández al interior de una gran crisis interna del partido, se oxigena el escenario, se despejan algunos nubarrones. La 4T es creíble, o lo es más, si la empujan o la efectúan personas con convicciones, limpias, anti-corruptibles, una nueva generación.